Vistas de página en total

martes, junio 19, 2007

Las abuelas ¿Por qué somos tan generosos con nuestros hijos y tan mezquinos con nuestros padres? Me van a permitir los lectores que me tome una licencia gramatical y en el plural femenino incluya a los varones. Creo que en este caso que voy a comentar suelen ser ellas las que llevan el peso de los nietos aunque, ambos, se merecen el reconocimiento de la sociedad.Con las madres trabajando fuera del hogar la carga de los hijos con frecuencia recae en los abuelos. Son ellos los que los llevan y traen del colegio, los que están en el parque con los más pequeños y los que velan junto a sus camas los sarampiones y las tosferinas. Aunque quieren a sus nietos, el motivo de esta actuación desinteresada tiene su origen en el amor que sienten por sus hijos. Es el último capítulo de una saga de desinterés y altruismo.Y no es fácil su labor. El espacio donde viven los niños es el suelo que en la medida que aumentan los años se hace cada día más lejano. Una de las recetas para no empeorar las artrosis es no cargar con pesos y los niños no son livianos. Con la edad las cosas que se hacían sin esfuerzo alguno, ahora cansan. Cansan los pequeños y los que lo son menos. Cansan las carreras desaforadas, las discusiones entre los hermanos, la música a tope, las costumbres tan distintas, el desprecio a las cosas de los abuelos...Pero a pesar de todo, ellos no cejan en su empeño. Raro es el día que no salen en las noticias sucesos que atañen a nietos con abuelos. Me impresionó la historia de una mujer que dejó caer desde una terraza al niño que llevaba en los brazos.Probablemente sería uno de esos movimientos bruscos que hacen los niños y para los que hacen falta muchos reflejos que ella había perdido. Otro día, son noticias de cruces de carreteras peligrosas o incluso el derrumbe de una casa donde la única preocupación de la abuela, que lo había perdido todo, era saber lo que había ocurrido con su nieta.Hay algo que me duele. Algunas familias olvidan muy pronto esta labor que han hecho sus mayores. Pocos nietos visitan a las que fueron segundas madres en sus vidas. Incluso algunos hijos no saben agradecer lo que hicieron por ellos y que les facilitó poder trabajar y desentenderse de lo que pasaba en su casa que sabían estaba bien atendida.Comprendo que la sociedad tiene que garantizar su futuro pero ¿Por qué somos tan generosos con nuestros hijos y tan mezquinos con nuestros padres? ¿Hay algo genético o forma parte del egoísmo humano? El que sepa darme la respuesta será bien acogido. •Isabel Gómez Acebo

Enriqueciendo la vida.

Destinos que van y vuelven. Primero en España según podremos leér en los textos que se
relacionan con la Familia Aira en Monforte (hoy un poblado de 20 mil
habitantes)
en otro tiempo semillero de religiosos, soldados, conquistadores
y hasta
virreyes.